El próximo mes de septiembre se dará un seminario de dos días "Introducción a TTouch y Más Allá de los Básico" en el Albergue Rural Brancosole de Las Palmas de Gran Canaria. El seminario será el 22 y 23 de septiembre. Para más información entrar en la página de Cursos.
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miércoles, 29 de agosto de 2012
domingo, 7 de febrero de 2010
Observando el perro en el aquí y ahora
Por Sarah Fisher, Instructora TTouch
Traducción: Mary J. Rodríguez M.A.(Hons) Cert. Ed.
Comprender cómo la postura tiene una influencia directa sobre el comportamiento animal nos proporciona una información valiosa acerca de por qué nuestro perro reacciona de una determinada manera en ciertas circunstancias. Esta información nos puede ser de gran ayuda a la hora de elegir un perro en un refugio cuando los antecedentes del animal son bastante parcos o inexistentes.
También se puede usar esta información para saber más sobre el perro que ya tenemos o evaluar si cierto perro podrá encajar en nuestro estilo de vida. Incluso a la hora de elegir un cachorro, comprender la relación entre la postura y el comportamiento nos puede dar algún indicio acerca de cómo el cachorro madurará ya que muchas características son presentes a una edad muy temprana. Si comprendemos cómo los patrones de tensión ejercen una influencia sobre la mente del animal, podemos prevenir o superar ciertos comportamientos problemáticos comunes y orientar el manejo y adiestramiento de forma adecuada teniendo en cuenta las necesidades individuales del perro.
¿Qué son los patrones de tensión?
Los patrones de tensión son zonas de tirantez en el cuerpo del animal. La tensión puede ser evidente porque limita los movimientos naturales del animal en mayor o menor medida, pero también puede ser sutil y, por lo tanto, más difícil de apreciar. De cualquier manera, estas zonas de tensión afectarán al animal a nivel físico, mental y emocional. Pueden influir sobre la manera en que el perro piensa, siente y aprende pero, además, pueden impedir la capacidad de aprendizaje y de adaptación del perro.
¿Por qué surgen los patrones de tensión?
Los patrones de tensión pueden surgir por una serie de motivos diversos. Aunque es evidente que la raza y la genética afectan la postura, también entran en juego otros factores.
Heridas: Además de reducir bastante el umbral de tolerancia, el dolor puede alterar la postura y el movimiento normal del perro. Incluso una vez que se haya sanado la herida el perro puede seguir favoreciendo la zona herida tal y como aprendió a hacer para compensar después del incidente. Es posible que tenga que aprender a andar de manera más eficaz ya que la musculatura puede haberse desarrollado de forma desigual, lo cual induce a mantener la postura adoptada por el perro para proteger la zona herida.
Problemas médicos: Cambios hormonales, desequilibrios de la glándula tiroidea, artritis, displasia y otros problemas médicos pueden dar lugar a muchos problemas. Aunque la atención veterinaria es primordial, si somos conscientes de que el problema básico puede afectar el comportamientos del animal, tenemos la oportunidad de reducir el estrés y minimizar las consecuencias que este problema médico puede tener sobre la postura y el comportamiento.
Trauma: Un shock como resultado de un accidente o de una situación emocional p.ej. estancia en una perrera, la muerte de un miembro de la familia o el cambio de circunstancias pueden producir tensión en todo el cuerpo. Al igual que con los seres humanos, incluso niveles bajos de estrés pueden provocar cambios fisiológicos y afectar al perro en su comportamiento cotidiano.
Adiestramiento/manejo: La falta de ejercicio, un medio inadecuado o métodos inapropiados de adiestramiento pueden provocar el estrés en un perro y exacerbar comportamientos habituales e instintivos. Una alimentación pobre y las alergias nutricionales también pueden causar tensión en el cuerpo.
Simplemente nació así: Algunos perros demuestran patrones de tensión desde el momento del parto. Los cachorros con niveles más elevados de tensión en la piel o en determinadas zonas del cuerpo suelen ser más vocales y demandan más atención ya desde los pocos días de vida. A no ser que se reduzcan estas tensiones es probable que los problemas vayan en aumento a medida que crece el cachorro.
Identificar los patrones de tensión
Antes de poder hacer nada para aliviar las zonas de tensión, primero hay que identificarlas. Es conveniente pasar algún tiempo observando cómo se mueve el perro tanto cuando camina con correa como sin ella. Fijarse en cómo se sienta y cómo se tumba. Observar cómo organiza el cuerpo y cómo mueve los miembros cuando anda. Observar cómo se comporta cuando se detiene: ¿la postura es equilibrada o no? ¿Tiene las patas muy juntas o muy separadas? Observar el rabo: ¿cuelga de manera relajada? ¿lo tiene erguido o entre las patas? Cuando menea el rabo, se mueve más hacia un lado que otro? ¿Es capaz de caminar en línea recta o se agacha y casi repta sobre el suelo? ¿Es rígido? ¿Las huellas de las patas traseras siguen la misma línea que las delanteras? ¿Una oreja parece estar más alta que la otra o más hacia atrás? Todos estos particulares están relacionados con algún comportamiento animal, y con la experiencia es posible recabar suficiente información sobre la manera en que el perro anda, se sienta, se detiene y cómo se mantiene en pie para poder formar un perfil sobre sus respuestas más probables en determinadas circunstancias.
Si se conoce el perro o al perro no le importa que le toque una persona extraña, se puede hacer una exploración manual para confirmar o especificar exactamente dónde reside la tensión. Comenzando por la cabeza, se desliza la mano por el cuello y la columna hasta la punta del rabo. Luego desde los hombros por cada costado y por las cuatro patas. Si en cualquier momento el perro se muestra inseguro, se debe detener la exploración de inmediato. Si el perro es nervioso o tímido, se puede realizar la exploración con el dorso de la mano.
Notar cualquier particularidad que puede indicar áreas de tensión. Algunos ejemplos podrían ser:
Cambios de temperatura – zonas de calor o frío
Diferencias de textura en el pelo – caspa, zonas de pelo erguido o “bronco”, rizos
Bultos
La piel o los músculos subyacentes se mueven al pasar la mano
Sensación de tirantez en la piel o los músculos subyacentes
Si el perro expresa preocupación de cualquier manera p.ej. Se alejar, se “paraliza”, gruñe
¿Qué hacer?
Si se encuentran patrones de tensión en el perro, se pueden hacer muchas cosas para aliviar el problema. Es posible producir un cambio bastante rápido en el comportamiento del perro y su actitud ante la vida. Sin embargo, hay que ser realista y darse cuenta de que para eliminar algunos patrones de tensión se necesitará algún tiempo y una buena dosis de paciencia. El tiempo que se requiere dependerá de la naturaleza del problema y de la duración del mismo. Es importante consultar con el veterinario en caso de sospechar que pueda existir algún problema fisico. En algunos casos puede ser necesario reorganizar el medio circundante y/o introducir cambios en el manejo del animal.
El Caso de Ruby
Labrador Retriever de 4 años
A pesar de que sus propietarios eran muy experimentados, desde el inicio Ruby resultó ser muy difícil de manejar y adiestrar. Desde pequeñita siempre había mostrado una personalidad muy reactiva e intentaba morder a cualquiera que intentase iniciar contacto con ella. Al evaluar su postura pude indicar a sus propietarios algunas cosas que podían hacer para reducir la reactividad de Ruby que tenía los ojos vítreos, llevaba la cabeza muy erguida y el rabo tieso y en alto. Llevaba tanta tensión en la espalda que parecía que tenía el pelo erizado. Esta postura es muy típica de los perros muy defensivos. Sus propietarios empezaron a abordar su estado físico a través de la terapia corporal y los ejercicios físicos y tras un solo día de trabajo Ruby permitió que otra persona trabajase con ella. Cuatro semanas más tarde Ruby fue al veterinario y por primera en su vida se pudo realizar el exámen sin poner bozal. Los problemas de Ruby no tenían nada que ver con el manejo cuando era cachorro. Simplemente nació así. La tensión en el cuerpo le dictaba cómo se tenía que comportar. Sólo podía operar dentro de un marco muy estrecho y la inflexibilidad del cuerpo la volvía inflexible de mente con lo cual se limitaban sus opciones de operatividad.
El hocico
La boca está estrechamente relacionada con las emociones. Es una de las partes más importantes del cuerpo del perro porque los perros utilizan la boca para comunicar mediante una serie de señales p.ej. lamer los labios, ladrar, bostezar, gruñir y mordisquear.
Los perros, al igual que las personas, pueden llevar mucha tensión en la boca y la mandibula. Si el perro lleva mucha tensión en la zona de la boca puede verse reducida su capacidad de comunicación. Puede tardar en madurar y resulte difícil de adiestrar ya que la boca está relacionada con la capacidad de procesar los pensamientos y las acciones.
En general la tensión en la zona del hocico tiende a manifestarse de dos maneras. En los perros de hocico fino, como los perros de caza que se orientan por la vista (galgos, podencos, salukis, etc.) el morro puede ser afilado y aparecer apretado. Este patrón puede estar relacionado con la timidez y la sensibilidad. Este tipo de perro puede tender a dejar de comer cuando están alterados y a menudo serán reacios a aceptar comida de personas desconocidas si no se sienten seguros. Pueden lamerse los labios con rapidez para expresar su preocupación y los ojos pueden volverse vítreos y exentos de expresión. Si se sienten acorralados pueden morder sin emitir un gruñido de aviso aunque habrán intentado comunicar su preocupación antes mediante todo un repertorio de señales. Por consiguiente, este tipo de perro será más propenso a aullar o gemir que a ladrar para llamar la atención.
Los movimientos exagerados de la boca son más típicos de las razas de morro ancho como los retrievers y bull terriers. Pueden tender a ladrar en exceso, beber, jadear, mordisquear las cosas y pueden mostrar un gran interés incluso obsesivo por la comida, los juguetes u otras cosas. Rápidos a excitarse y de comportamiento hiperactivo estos perros pueden ser lentos a madurar tanto mental como emocionalmente. Bajo presión pueden morder con una mordedura múltiple o dura y pueden parecer dominantes. Cuando se le ofrecen premios, este tipo de perro puede arrebatarlos de la mano ya que la tensión en la mandíbula puede impedir que sean sutiles en sus movimientos. Muchas veces la tensión en el hocico puede contribuir a la formación de arrugas en la mandíbula superior. El desequilibrio hormonal también puede dar lugar a tensión en el hocico.
La observación del hocico y la mandíbula del perro nos puede proporcionar una información preciosa sobre cómo lo está pasando el animal. Si la boca y la mandibula son rígidas y tensas, esto puede ser señal de que el animal ha entrado en el reflejo de paralización.
Los ojos y la cara
Los ojos son el espejo del alma, y esto es aplicable a los perros también. Los perros que son fáciles de manejar y libres de estrés suelen tener unos ojos blandos y dulces con un color rico y profundo. La tension y el estrés hacen que los ojos se vuelvan duros y vítreos, que parezcan desorbitados o que no parpadeen. Unos ojos que ruedan en las órbitas o donde se ve blanco alrededor del iris suelen indicar preocupación. El área alrededor de los ojos será tensa en los animales estresados con el resultaldo de que en ciertas razas los ojos pueden parecer muy pequeños. La piel alrededor de los ojos puede parecer estirada con arrugas de estrés debajo.
Los perros utilizan los ojos para comunicarse. Mirarle directamente a los ojos puede resultarle provocador al perro suscitando respuestas indeseadas. Si el perro es nervioso y más propenso a la huida, tenderá a apartar la vista para evitar hacer contacto visual directo. Si el perro no puede huir por la circunstancia que sea, entonces puede morder o empezar a temblar. En cambio, a los perros que sí sostienen la mirada el contacto visual directo puede incitarles a saltar o abalanzarse. No mirar fijamente y mantener la vista suave al observar e interactuar con los perros puede ayudar a reducir el estrés, y así se les permite procesar lo que intentamos enseñarles.
La mirada dura está relacionada con la tensión en la frente. A menudo los perros ansiosos y nerviosos tienen la frente tensa con lo cual pueden dar la sensación de tener las cejas arqueadas en una expresión de sorpresa. Esto puede estar relacionado con la ansiedad y un auténtico miedo de quedarse solo. Existe una relación entre la frente y el estómago, y los perros que tienen tensión en la frente pueden padecer malestares de estómago o dejar de comer cuando se sienten inseguros. De la misma manera las intolerancias alimenticias y la mala función digestiva pueden provocar comportamientos ansiosos en los perros: los perros que tienen tensión en la frente pueden ser propensos a gimotear y reacios a quedarse solos.
Las orejas y la cabeza
Hay muchos puntos de acupuntura en las orejas relacionados con otras partes del cuerpo. Si al perro le duele algo o tiene una herida en alguna parte del cuerpo puede que no le guste que se le toque alguna zona de la oreja.
La manera en que lleva las orejas es un buen indicio de cómo se siente el perro, y puede señalar con tiempo el aumento de estrés. A menudo los perros sensibles al ruido y los que se marean durante los viajes llevan tensión en las orejas.
Las puntas de las orejas frías, a menudo acompañadas de los pies frios, pueden indicar niveles de estrés / ansiedad. Esto puede estar relacionado con tensión en el cuello y un ritmo cardíaco y respiratorio más elevado. Los perros que han sufrido un shock o trauma pueden tener las puntas de las orejas frías. El shock mata, y el trabajo de TTouch en las orejas ha salvado la vida de muchos perros accidentados o enfermos a la espera de cuidados veterinarios.
Las orejas muy erguidas están relacionadas con los comportamientos muy reactivos. En ciertas razas, como los collies o los pastores alemanes, a veces puede parecer que las orejas están unidas en la punta. Muchas veces los perros así son muy excitables y les resulta difícil mantener la concentración. Pueden ser difíciles de adiestrar porque les distrae todo lo que ocurre a su alrededor.
Las orejas plegadas pueden indicar timidez y nerviosismo. Al igual que las orejas erguidas, pueden indicar sensibilidad a los ruidos y pueden estar relacionadas a la tensión en el rabo y la zona trasera.
Las orejas ladeadas o que parecen desiguales pueden indicar tensión en el cuello y/o la mandíbula. El perro puede ser muy reactivo ante el contacto en la zona de la cabeza y a lo mejor no le gustará que se le toque el collar.
La tensión en las orejas afectará la tensión en la parte alta de la cabeza y vice versa. Los perros muy reactivos o reacios a que se les toque en la zona de la cabeza o a los que les asusta cualquier movimiento cerca de la cabeza a menudo llevan mucha tirantez en la piel entre la base de las orejas. Incluso puede haber calor en esta zona y pueden excitarse con facilidad. En la medicina china existe una relación entre el hígado y la coronilla. Este patrón puede ir acompañado de enciás rojas.
El cuello y la espalda
La tensión en el cuello y la espalda puede hacer que el perro lleve la cabeza muy erguida. Esta postura está relacionada con el reflejo de luchar/huir. El paso puede ser corto y “picado” y el perro puede parecer tieso en los hombros y la zona trasera. Esta postura también puede estar relacionada con el rabo alto. A los perros con este patrón de tensión les suele resultar difícil relajarse y están siempre en estado de alerta, poniéndose en pie al menor ruido o movimiento. La tensión en el cuello puede inhibir el movimiento de los miembros delanteros con lo cual pueden tirar los saltos en agility o tropezar. Los perros que muerden son a menudo incómodos en el cuello y pueden necesitar fioterapia o quiropráctica suave para ayudarles a superar sus problemas. Este tipo de problema puede establecerse a una edad muy temprana si se agarra el cachorro por el collar o posteriormente si los perros son tirados fuertemente de la correa.
Cuando los perros se excitan, la piel de la espalda se vuelve más tirante y se eriza. Algunos perros llevan una tensión tan grande en la espalda que están permanentemente en semejante estado físico de excitación. La espalda puede ser tan tensa que, cuando se toca, los músculos entran en espasmo. Esta tensión impide la circulación sanguínea en la piel por lo que el pelo en estas áreas puede parecer poco lustroso. Y puede tener caspa. El pelo puede estar rizado, ondulado o erizado, y el perro puede ser reactivo al contacto o reacio a que se le toque el collar. Pueden ser difíciles de adiestrar debido a que son reacios a cualquier restricción. No les gusta llevar collar, arnés u otros medios de adiestramiento.
Los perros muy flexibles en la espalda también pueden llevar tensión en ciertas zonas que sólo se aprecia al pasar la mano por la espalda. Este tipo de perro suele ser muy exuberante y tardan en madurar. Les puede resultar difícil concentrarse durante mucho tiempo y tienden a hacer el tonto cuando se sienten bajo presión. La tensión en la zona media y lumbar puede provocar comportamiento sexual cuando al perro se le acaricia en esta zona. Esta zona tambien puede estar relacionada con problemas digestivos.
El estómago
Una zona a menudo olvidada, el estómago está relacionado con la ansiedad de separación, excesivo apego, desequilibrios intestinales, preocupación y sensibilidad. La tensión en esta zona puede ser producto de problemas en la zona media y lumbar que pueden provocar desequilibrios digestivos.
Los hombros y la zona trasera
La tensión en los hombros puede indicar un perro al que le falta confianza y que o bien se retrae o recurre a comportamientos intimidatorios para salir del paso. Puede parece frío y distante y en caso extremo puede agacharse y morder si se intenta agarrarle el collar. Los perros que llevan tensión detrás de los omoplatos pueden ser muy propensos a salir corriendo detrás de cualquier cosa que se mueve por lo que les puede resultar difícil concentrarse debido a que están siempre al acecho de cualquier movimiento. Pueden saltar y girar cuando andan sujetos a la correa y andar en “heel” o “fuss” les puede resultar tarea imposible. La tensión en los hombros también es muy frecuente en los perros que tiran mucho. Para los perros con este patrón de tensión les puede resultar más fácil trabajar con el arnés.
La tensión en la zona trasera también puede apreciarse en los perros con falta de confianza. Pueden ser muy sensibles a los ruidos y les puede resultar difícil viajar en coche y permanecer sobre superficies elevadas, tales como la mesa de peluquería, debido a que el equilibrio se ve afectado por la tensión en las caderas y la zona pélvica. La displasia de la cadera y artritis pueden estar asociadas a este patrón que puede reducir la tolerancia del perro ante las situaciones cotidianas.
El rabo
Un rabo que se menea constantemente no necesariamente indica un perro feliz. Muchas personas han sido mordidas al agacharse a acariciar un perro que estaba meneando el rabo. Este meneo constante puede ser debido a tensión en la espalda y zona trasera, y a menudo va acompañado de vocalizaciones y comportamientos nerviosos y excitables. Si la base del rabo es tensa, puede impedir que el perro se quede sentado con comodidad. Estos perros pueden preferir permanecer de pie o sentarse sobre una cadera con el rabo hacia un lado. Los perros con el rabo amputado pueden ser tensos en la parte trasera y tener tendencia a dar saltitos con las patas traseras. Además, les puede resultar imposible sentarse con comodidad debido a la longitud del muñón del rabo.
Tal y como se ha dicho anteriormente, el rabo erguido suele acompañar la cabeza erguida y tensión en la espalda, y estos particulares pueden estar relacionados con perros excitables que son reactivos tanto hacia la gente como hacia otros perros.
Los perros que llevan el rabo entre las patas suelen ser miedosos. Provocados por el miedo pueden morder muy rápidamente una vez y luego escaparse. Los perros que tienden a llevar el rabo entre las patas pueden pasar mucho tiempo en el reflejo de huida. A veces les resulta difícil andar en linea recta y muchas veces se agachan cuando van sujetos con la correa, arqueando la espalda y orientando el cuerpo en dirección contraria del dueño como alejándose de él.
¡He pasado mucho tiempo observando rabos! Parece que existe una correlación entre la tensión en los hombros y la espalda y lo que ocurre en el rabo. Parece que la base del rabo corresponde al cuello y los hombros, la parte central del rabo a la parte central de la espalda y la punta del rabo corresponde a la zona pélvica Si el animal tiende a andar “adelantado” suele haber tensión en la base del rabo. Si está desconectado en la zona pélvica, la punta del rabo parece estar separada del resto. Si la pelvis está orientada hacia un lado, la punta del rabo tenderá a torcer hacia ese mismo lado. Si existe algún daño en la columna vertebral, suele haber algún indicio del mismo en las correspondientes vértebras del rabo. Si trabajamos lenta y conscientemente con el rabo, podemos conseguir grandes mejoras en la espalda en general.
Las patas y los pies
Los perros cuyas patas están muy cerca entre si (“estrechos”) suelen ser más tímidos, mientras que los perros de porte más ancho tienden a ser más extrovertidos y abiertos. Incluso dentro de una misma raza el ejemplar más “estrecho” tenderá hacia un comportamiento más nervioso que el ejemplar más ancho y con más hueso. Las patas tiesas y las corvas y muñecas inflexibles muchas veces indican problemas en los hombros y/o la zona trasera. Los meridianos del estómago y el hígado percorren las patas traseras. Las alergias o una dieta inadecuada pueden dar lugar a sensibilidad en la zona trasera, cosa que se encuentra a menudo en los perros reactivos.
Si la planta de los pies y la parte baja de las patas son frías, puede indicar nerviosismo. La circulación sanguínea hacia los extremos de las patas puede ser impedida, lo cual puede estar vinculado a tension en los hombros y/o zona trasera. Esto puede dar lugar a problemas a la hora de cortar las uñas no sólo porque el perro tiene las patas sensibles sino porque le resulta muy difícil mantener el equilibrio sobre tres patas. También puede estar relacionado con problemas cuando viaja en el coche y el animal puede ser reacio a subirse a la mesa de peluquería o a aparatos de agility porque se siente inseguro sobre superficies que se mueven bajo sus pies.
Si reconoce cualquiera de estos patrones puede contribuir a aliviar el problema utilizando las técnicas de TTouch. TTouch les ha ayudadao a miles de perros a superar problemas fisicos y de comportamiento mediante la terapia corporal y los ejercicios físicos que les ayudan a modificar patrones habituales. Los perros aprenden a aprender. Se vuelven más tranquilos, se concentran mejor, el adiestramiento es más fácil y les resulta más fácil adaptarse a situaciones nuevas.
Traducción: Mary J. Rodríguez M.A.(Hons) Cert. Ed.
Comprender cómo la postura tiene una influencia directa sobre el comportamiento animal nos proporciona una información valiosa acerca de por qué nuestro perro reacciona de una determinada manera en ciertas circunstancias. Esta información nos puede ser de gran ayuda a la hora de elegir un perro en un refugio cuando los antecedentes del animal son bastante parcos o inexistentes.
También se puede usar esta información para saber más sobre el perro que ya tenemos o evaluar si cierto perro podrá encajar en nuestro estilo de vida. Incluso a la hora de elegir un cachorro, comprender la relación entre la postura y el comportamiento nos puede dar algún indicio acerca de cómo el cachorro madurará ya que muchas características son presentes a una edad muy temprana. Si comprendemos cómo los patrones de tensión ejercen una influencia sobre la mente del animal, podemos prevenir o superar ciertos comportamientos problemáticos comunes y orientar el manejo y adiestramiento de forma adecuada teniendo en cuenta las necesidades individuales del perro.
¿Qué son los patrones de tensión?
Los patrones de tensión son zonas de tirantez en el cuerpo del animal. La tensión puede ser evidente porque limita los movimientos naturales del animal en mayor o menor medida, pero también puede ser sutil y, por lo tanto, más difícil de apreciar. De cualquier manera, estas zonas de tensión afectarán al animal a nivel físico, mental y emocional. Pueden influir sobre la manera en que el perro piensa, siente y aprende pero, además, pueden impedir la capacidad de aprendizaje y de adaptación del perro.
¿Por qué surgen los patrones de tensión?
Los patrones de tensión pueden surgir por una serie de motivos diversos. Aunque es evidente que la raza y la genética afectan la postura, también entran en juego otros factores.
Heridas: Además de reducir bastante el umbral de tolerancia, el dolor puede alterar la postura y el movimiento normal del perro. Incluso una vez que se haya sanado la herida el perro puede seguir favoreciendo la zona herida tal y como aprendió a hacer para compensar después del incidente. Es posible que tenga que aprender a andar de manera más eficaz ya que la musculatura puede haberse desarrollado de forma desigual, lo cual induce a mantener la postura adoptada por el perro para proteger la zona herida.
Problemas médicos: Cambios hormonales, desequilibrios de la glándula tiroidea, artritis, displasia y otros problemas médicos pueden dar lugar a muchos problemas. Aunque la atención veterinaria es primordial, si somos conscientes de que el problema básico puede afectar el comportamientos del animal, tenemos la oportunidad de reducir el estrés y minimizar las consecuencias que este problema médico puede tener sobre la postura y el comportamiento.
Trauma: Un shock como resultado de un accidente o de una situación emocional p.ej. estancia en una perrera, la muerte de un miembro de la familia o el cambio de circunstancias pueden producir tensión en todo el cuerpo. Al igual que con los seres humanos, incluso niveles bajos de estrés pueden provocar cambios fisiológicos y afectar al perro en su comportamiento cotidiano.
Adiestramiento/manejo: La falta de ejercicio, un medio inadecuado o métodos inapropiados de adiestramiento pueden provocar el estrés en un perro y exacerbar comportamientos habituales e instintivos. Una alimentación pobre y las alergias nutricionales también pueden causar tensión en el cuerpo.
Simplemente nació así: Algunos perros demuestran patrones de tensión desde el momento del parto. Los cachorros con niveles más elevados de tensión en la piel o en determinadas zonas del cuerpo suelen ser más vocales y demandan más atención ya desde los pocos días de vida. A no ser que se reduzcan estas tensiones es probable que los problemas vayan en aumento a medida que crece el cachorro.
Identificar los patrones de tensión
Antes de poder hacer nada para aliviar las zonas de tensión, primero hay que identificarlas. Es conveniente pasar algún tiempo observando cómo se mueve el perro tanto cuando camina con correa como sin ella. Fijarse en cómo se sienta y cómo se tumba. Observar cómo organiza el cuerpo y cómo mueve los miembros cuando anda. Observar cómo se comporta cuando se detiene: ¿la postura es equilibrada o no? ¿Tiene las patas muy juntas o muy separadas? Observar el rabo: ¿cuelga de manera relajada? ¿lo tiene erguido o entre las patas? Cuando menea el rabo, se mueve más hacia un lado que otro? ¿Es capaz de caminar en línea recta o se agacha y casi repta sobre el suelo? ¿Es rígido? ¿Las huellas de las patas traseras siguen la misma línea que las delanteras? ¿Una oreja parece estar más alta que la otra o más hacia atrás? Todos estos particulares están relacionados con algún comportamiento animal, y con la experiencia es posible recabar suficiente información sobre la manera en que el perro anda, se sienta, se detiene y cómo se mantiene en pie para poder formar un perfil sobre sus respuestas más probables en determinadas circunstancias.
Si se conoce el perro o al perro no le importa que le toque una persona extraña, se puede hacer una exploración manual para confirmar o especificar exactamente dónde reside la tensión. Comenzando por la cabeza, se desliza la mano por el cuello y la columna hasta la punta del rabo. Luego desde los hombros por cada costado y por las cuatro patas. Si en cualquier momento el perro se muestra inseguro, se debe detener la exploración de inmediato. Si el perro es nervioso o tímido, se puede realizar la exploración con el dorso de la mano.
Notar cualquier particularidad que puede indicar áreas de tensión. Algunos ejemplos podrían ser:
Cambios de temperatura – zonas de calor o frío
Diferencias de textura en el pelo – caspa, zonas de pelo erguido o “bronco”, rizos
Bultos
La piel o los músculos subyacentes se mueven al pasar la mano
Sensación de tirantez en la piel o los músculos subyacentes
Si el perro expresa preocupación de cualquier manera p.ej. Se alejar, se “paraliza”, gruñe
¿Qué hacer?
Si se encuentran patrones de tensión en el perro, se pueden hacer muchas cosas para aliviar el problema. Es posible producir un cambio bastante rápido en el comportamiento del perro y su actitud ante la vida. Sin embargo, hay que ser realista y darse cuenta de que para eliminar algunos patrones de tensión se necesitará algún tiempo y una buena dosis de paciencia. El tiempo que se requiere dependerá de la naturaleza del problema y de la duración del mismo. Es importante consultar con el veterinario en caso de sospechar que pueda existir algún problema fisico. En algunos casos puede ser necesario reorganizar el medio circundante y/o introducir cambios en el manejo del animal.
El Caso de Ruby
Labrador Retriever de 4 años
A pesar de que sus propietarios eran muy experimentados, desde el inicio Ruby resultó ser muy difícil de manejar y adiestrar. Desde pequeñita siempre había mostrado una personalidad muy reactiva e intentaba morder a cualquiera que intentase iniciar contacto con ella. Al evaluar su postura pude indicar a sus propietarios algunas cosas que podían hacer para reducir la reactividad de Ruby que tenía los ojos vítreos, llevaba la cabeza muy erguida y el rabo tieso y en alto. Llevaba tanta tensión en la espalda que parecía que tenía el pelo erizado. Esta postura es muy típica de los perros muy defensivos. Sus propietarios empezaron a abordar su estado físico a través de la terapia corporal y los ejercicios físicos y tras un solo día de trabajo Ruby permitió que otra persona trabajase con ella. Cuatro semanas más tarde Ruby fue al veterinario y por primera en su vida se pudo realizar el exámen sin poner bozal. Los problemas de Ruby no tenían nada que ver con el manejo cuando era cachorro. Simplemente nació así. La tensión en el cuerpo le dictaba cómo se tenía que comportar. Sólo podía operar dentro de un marco muy estrecho y la inflexibilidad del cuerpo la volvía inflexible de mente con lo cual se limitaban sus opciones de operatividad.
El hocico
La boca está estrechamente relacionada con las emociones. Es una de las partes más importantes del cuerpo del perro porque los perros utilizan la boca para comunicar mediante una serie de señales p.ej. lamer los labios, ladrar, bostezar, gruñir y mordisquear.
Los perros, al igual que las personas, pueden llevar mucha tensión en la boca y la mandibula. Si el perro lleva mucha tensión en la zona de la boca puede verse reducida su capacidad de comunicación. Puede tardar en madurar y resulte difícil de adiestrar ya que la boca está relacionada con la capacidad de procesar los pensamientos y las acciones.
En general la tensión en la zona del hocico tiende a manifestarse de dos maneras. En los perros de hocico fino, como los perros de caza que se orientan por la vista (galgos, podencos, salukis, etc.) el morro puede ser afilado y aparecer apretado. Este patrón puede estar relacionado con la timidez y la sensibilidad. Este tipo de perro puede tender a dejar de comer cuando están alterados y a menudo serán reacios a aceptar comida de personas desconocidas si no se sienten seguros. Pueden lamerse los labios con rapidez para expresar su preocupación y los ojos pueden volverse vítreos y exentos de expresión. Si se sienten acorralados pueden morder sin emitir un gruñido de aviso aunque habrán intentado comunicar su preocupación antes mediante todo un repertorio de señales. Por consiguiente, este tipo de perro será más propenso a aullar o gemir que a ladrar para llamar la atención.
Los movimientos exagerados de la boca son más típicos de las razas de morro ancho como los retrievers y bull terriers. Pueden tender a ladrar en exceso, beber, jadear, mordisquear las cosas y pueden mostrar un gran interés incluso obsesivo por la comida, los juguetes u otras cosas. Rápidos a excitarse y de comportamiento hiperactivo estos perros pueden ser lentos a madurar tanto mental como emocionalmente. Bajo presión pueden morder con una mordedura múltiple o dura y pueden parecer dominantes. Cuando se le ofrecen premios, este tipo de perro puede arrebatarlos de la mano ya que la tensión en la mandíbula puede impedir que sean sutiles en sus movimientos. Muchas veces la tensión en el hocico puede contribuir a la formación de arrugas en la mandíbula superior. El desequilibrio hormonal también puede dar lugar a tensión en el hocico.
La observación del hocico y la mandíbula del perro nos puede proporcionar una información preciosa sobre cómo lo está pasando el animal. Si la boca y la mandibula son rígidas y tensas, esto puede ser señal de que el animal ha entrado en el reflejo de paralización.
Los ojos y la cara
Los ojos son el espejo del alma, y esto es aplicable a los perros también. Los perros que son fáciles de manejar y libres de estrés suelen tener unos ojos blandos y dulces con un color rico y profundo. La tension y el estrés hacen que los ojos se vuelvan duros y vítreos, que parezcan desorbitados o que no parpadeen. Unos ojos que ruedan en las órbitas o donde se ve blanco alrededor del iris suelen indicar preocupación. El área alrededor de los ojos será tensa en los animales estresados con el resultaldo de que en ciertas razas los ojos pueden parecer muy pequeños. La piel alrededor de los ojos puede parecer estirada con arrugas de estrés debajo.
Los perros utilizan los ojos para comunicarse. Mirarle directamente a los ojos puede resultarle provocador al perro suscitando respuestas indeseadas. Si el perro es nervioso y más propenso a la huida, tenderá a apartar la vista para evitar hacer contacto visual directo. Si el perro no puede huir por la circunstancia que sea, entonces puede morder o empezar a temblar. En cambio, a los perros que sí sostienen la mirada el contacto visual directo puede incitarles a saltar o abalanzarse. No mirar fijamente y mantener la vista suave al observar e interactuar con los perros puede ayudar a reducir el estrés, y así se les permite procesar lo que intentamos enseñarles.
La mirada dura está relacionada con la tensión en la frente. A menudo los perros ansiosos y nerviosos tienen la frente tensa con lo cual pueden dar la sensación de tener las cejas arqueadas en una expresión de sorpresa. Esto puede estar relacionado con la ansiedad y un auténtico miedo de quedarse solo. Existe una relación entre la frente y el estómago, y los perros que tienen tensión en la frente pueden padecer malestares de estómago o dejar de comer cuando se sienten inseguros. De la misma manera las intolerancias alimenticias y la mala función digestiva pueden provocar comportamientos ansiosos en los perros: los perros que tienen tensión en la frente pueden ser propensos a gimotear y reacios a quedarse solos.
Las orejas y la cabeza
Hay muchos puntos de acupuntura en las orejas relacionados con otras partes del cuerpo. Si al perro le duele algo o tiene una herida en alguna parte del cuerpo puede que no le guste que se le toque alguna zona de la oreja.
La manera en que lleva las orejas es un buen indicio de cómo se siente el perro, y puede señalar con tiempo el aumento de estrés. A menudo los perros sensibles al ruido y los que se marean durante los viajes llevan tensión en las orejas.
Las puntas de las orejas frías, a menudo acompañadas de los pies frios, pueden indicar niveles de estrés / ansiedad. Esto puede estar relacionado con tensión en el cuello y un ritmo cardíaco y respiratorio más elevado. Los perros que han sufrido un shock o trauma pueden tener las puntas de las orejas frías. El shock mata, y el trabajo de TTouch en las orejas ha salvado la vida de muchos perros accidentados o enfermos a la espera de cuidados veterinarios.
Las orejas muy erguidas están relacionadas con los comportamientos muy reactivos. En ciertas razas, como los collies o los pastores alemanes, a veces puede parecer que las orejas están unidas en la punta. Muchas veces los perros así son muy excitables y les resulta difícil mantener la concentración. Pueden ser difíciles de adiestrar porque les distrae todo lo que ocurre a su alrededor.
Las orejas plegadas pueden indicar timidez y nerviosismo. Al igual que las orejas erguidas, pueden indicar sensibilidad a los ruidos y pueden estar relacionadas a la tensión en el rabo y la zona trasera.
Las orejas ladeadas o que parecen desiguales pueden indicar tensión en el cuello y/o la mandíbula. El perro puede ser muy reactivo ante el contacto en la zona de la cabeza y a lo mejor no le gustará que se le toque el collar.
La tensión en las orejas afectará la tensión en la parte alta de la cabeza y vice versa. Los perros muy reactivos o reacios a que se les toque en la zona de la cabeza o a los que les asusta cualquier movimiento cerca de la cabeza a menudo llevan mucha tirantez en la piel entre la base de las orejas. Incluso puede haber calor en esta zona y pueden excitarse con facilidad. En la medicina china existe una relación entre el hígado y la coronilla. Este patrón puede ir acompañado de enciás rojas.
El cuello y la espalda
La tensión en el cuello y la espalda puede hacer que el perro lleve la cabeza muy erguida. Esta postura está relacionada con el reflejo de luchar/huir. El paso puede ser corto y “picado” y el perro puede parecer tieso en los hombros y la zona trasera. Esta postura también puede estar relacionada con el rabo alto. A los perros con este patrón de tensión les suele resultar difícil relajarse y están siempre en estado de alerta, poniéndose en pie al menor ruido o movimiento. La tensión en el cuello puede inhibir el movimiento de los miembros delanteros con lo cual pueden tirar los saltos en agility o tropezar. Los perros que muerden son a menudo incómodos en el cuello y pueden necesitar fioterapia o quiropráctica suave para ayudarles a superar sus problemas. Este tipo de problema puede establecerse a una edad muy temprana si se agarra el cachorro por el collar o posteriormente si los perros son tirados fuertemente de la correa.
Cuando los perros se excitan, la piel de la espalda se vuelve más tirante y se eriza. Algunos perros llevan una tensión tan grande en la espalda que están permanentemente en semejante estado físico de excitación. La espalda puede ser tan tensa que, cuando se toca, los músculos entran en espasmo. Esta tensión impide la circulación sanguínea en la piel por lo que el pelo en estas áreas puede parecer poco lustroso. Y puede tener caspa. El pelo puede estar rizado, ondulado o erizado, y el perro puede ser reactivo al contacto o reacio a que se le toque el collar. Pueden ser difíciles de adiestrar debido a que son reacios a cualquier restricción. No les gusta llevar collar, arnés u otros medios de adiestramiento.
Los perros muy flexibles en la espalda también pueden llevar tensión en ciertas zonas que sólo se aprecia al pasar la mano por la espalda. Este tipo de perro suele ser muy exuberante y tardan en madurar. Les puede resultar difícil concentrarse durante mucho tiempo y tienden a hacer el tonto cuando se sienten bajo presión. La tensión en la zona media y lumbar puede provocar comportamiento sexual cuando al perro se le acaricia en esta zona. Esta zona tambien puede estar relacionada con problemas digestivos.
El estómago
Una zona a menudo olvidada, el estómago está relacionado con la ansiedad de separación, excesivo apego, desequilibrios intestinales, preocupación y sensibilidad. La tensión en esta zona puede ser producto de problemas en la zona media y lumbar que pueden provocar desequilibrios digestivos.
Los hombros y la zona trasera
La tensión en los hombros puede indicar un perro al que le falta confianza y que o bien se retrae o recurre a comportamientos intimidatorios para salir del paso. Puede parece frío y distante y en caso extremo puede agacharse y morder si se intenta agarrarle el collar. Los perros que llevan tensión detrás de los omoplatos pueden ser muy propensos a salir corriendo detrás de cualquier cosa que se mueve por lo que les puede resultar difícil concentrarse debido a que están siempre al acecho de cualquier movimiento. Pueden saltar y girar cuando andan sujetos a la correa y andar en “heel” o “fuss” les puede resultar tarea imposible. La tensión en los hombros también es muy frecuente en los perros que tiran mucho. Para los perros con este patrón de tensión les puede resultar más fácil trabajar con el arnés.
La tensión en la zona trasera también puede apreciarse en los perros con falta de confianza. Pueden ser muy sensibles a los ruidos y les puede resultar difícil viajar en coche y permanecer sobre superficies elevadas, tales como la mesa de peluquería, debido a que el equilibrio se ve afectado por la tensión en las caderas y la zona pélvica. La displasia de la cadera y artritis pueden estar asociadas a este patrón que puede reducir la tolerancia del perro ante las situaciones cotidianas.
El rabo
Un rabo que se menea constantemente no necesariamente indica un perro feliz. Muchas personas han sido mordidas al agacharse a acariciar un perro que estaba meneando el rabo. Este meneo constante puede ser debido a tensión en la espalda y zona trasera, y a menudo va acompañado de vocalizaciones y comportamientos nerviosos y excitables. Si la base del rabo es tensa, puede impedir que el perro se quede sentado con comodidad. Estos perros pueden preferir permanecer de pie o sentarse sobre una cadera con el rabo hacia un lado. Los perros con el rabo amputado pueden ser tensos en la parte trasera y tener tendencia a dar saltitos con las patas traseras. Además, les puede resultar imposible sentarse con comodidad debido a la longitud del muñón del rabo.
Tal y como se ha dicho anteriormente, el rabo erguido suele acompañar la cabeza erguida y tensión en la espalda, y estos particulares pueden estar relacionados con perros excitables que son reactivos tanto hacia la gente como hacia otros perros.
Los perros que llevan el rabo entre las patas suelen ser miedosos. Provocados por el miedo pueden morder muy rápidamente una vez y luego escaparse. Los perros que tienden a llevar el rabo entre las patas pueden pasar mucho tiempo en el reflejo de huida. A veces les resulta difícil andar en linea recta y muchas veces se agachan cuando van sujetos con la correa, arqueando la espalda y orientando el cuerpo en dirección contraria del dueño como alejándose de él.
¡He pasado mucho tiempo observando rabos! Parece que existe una correlación entre la tensión en los hombros y la espalda y lo que ocurre en el rabo. Parece que la base del rabo corresponde al cuello y los hombros, la parte central del rabo a la parte central de la espalda y la punta del rabo corresponde a la zona pélvica Si el animal tiende a andar “adelantado” suele haber tensión en la base del rabo. Si está desconectado en la zona pélvica, la punta del rabo parece estar separada del resto. Si la pelvis está orientada hacia un lado, la punta del rabo tenderá a torcer hacia ese mismo lado. Si existe algún daño en la columna vertebral, suele haber algún indicio del mismo en las correspondientes vértebras del rabo. Si trabajamos lenta y conscientemente con el rabo, podemos conseguir grandes mejoras en la espalda en general.
Las patas y los pies
Los perros cuyas patas están muy cerca entre si (“estrechos”) suelen ser más tímidos, mientras que los perros de porte más ancho tienden a ser más extrovertidos y abiertos. Incluso dentro de una misma raza el ejemplar más “estrecho” tenderá hacia un comportamiento más nervioso que el ejemplar más ancho y con más hueso. Las patas tiesas y las corvas y muñecas inflexibles muchas veces indican problemas en los hombros y/o la zona trasera. Los meridianos del estómago y el hígado percorren las patas traseras. Las alergias o una dieta inadecuada pueden dar lugar a sensibilidad en la zona trasera, cosa que se encuentra a menudo en los perros reactivos.
Si la planta de los pies y la parte baja de las patas son frías, puede indicar nerviosismo. La circulación sanguínea hacia los extremos de las patas puede ser impedida, lo cual puede estar vinculado a tension en los hombros y/o zona trasera. Esto puede dar lugar a problemas a la hora de cortar las uñas no sólo porque el perro tiene las patas sensibles sino porque le resulta muy difícil mantener el equilibrio sobre tres patas. También puede estar relacionado con problemas cuando viaja en el coche y el animal puede ser reacio a subirse a la mesa de peluquería o a aparatos de agility porque se siente inseguro sobre superficies que se mueven bajo sus pies.
Si reconoce cualquiera de estos patrones puede contribuir a aliviar el problema utilizando las técnicas de TTouch. TTouch les ha ayudadao a miles de perros a superar problemas fisicos y de comportamiento mediante la terapia corporal y los ejercicios físicos que les ayudan a modificar patrones habituales. Los perros aprenden a aprender. Se vuelven más tranquilos, se concentran mejor, el adiestramiento es más fácil y les resulta más fácil adaptarse a situaciones nuevas.
© Sarah Fisher
domingo, 31 de enero de 2010
Reduciendo el comportamiento reactivo canino
Reducir el comportamiento reactivo canino
por Kathy Cascade P.T. Instructora de TTouch
Traducción: Mary J. Rodriguez M.A. (Hons), Cert. Ed.
Nota: Este artículo es un resumen de los conceptos y ejercicios presentados en el seminario S.A.N.E. Solutions for Extreme Dog Behavior® (Soluciones sensatas para los comportamientos caninos extremos).
Sin lugar a dudas enfrentarse a comportamientos caninos reactivos, agresivos o miedosos constituye un reto, y a menudo es tema de debates acalorados. Un perro que, tirando de su correa, se abalanza gruñiendo sobre nosotros puede ser intimidatorio e incluso peligroso. Desafortunadamente a menudo las reacciones humanas empeoran la situación. Lo mismo ocurre con ciertas técnicas de adiestramiento y manejo que sólo contribuyen a aumentar el temor y ansiedad del perro. Con la proliferacicón de leyes y normativas sobre “los perros peligrosos” y la cantidad de perros tildados de “agresivos” que terminan en los refugios caninos, es cada vez más imperioso encontrar soluciones eficaces y respetuosas a este problema.
En mi opinión los comportamientos reactivos suelen ser fruto del miedo, y se desarrollan como un mecanismo que le permite al perro afrontar situaciones que le producen estrés. (Prefiero utilizar la palabra “reactividad” ya que es un término que describe mejor la reacción específica, p.ej. ladrar o gruñir, que ocurre en un determinado contexto. Muchas veces la palabra “agresividad” conlleva una carga de “juicio” y la mayor parte de las veces no constituye una descripción fiel del comportamiento del animal). La primera prioridad de cualquier animal (o persona) es sentirse seguro. Todos conocemos la reacción instintiva de “luchar o huir” que se produce cuando uno se siente amenazado, pero ¿qué pasa cuando se elimina la opción de poder escapar a la cosa que nos da miedo? Cambia todo cuando el perro se ve amarrado con una correa corta o arrinconado en un espacio reducido sin escapatoria. No hay cosa que aumente la ansiedad más que sentirse “atrapado” cuando uno tiene miedo o está nervioso. ¡Imagínese cómo se sentiría si en la consulta del dentista lo amarrasen a la silla!
Los perros utilizan un lenguaje distinto al nuestro para comunicar su nerviosismo o preocupación, así que debemos aprender a observar su lenguaje corporal y las señales de comunicación más sutiles. Turid Rugaas ha descrito de manera elocuente lo que ella llama “señales tranquilizadoras,” que los perros emplean para comunicar sus buenas intenciones tanto a sus congéneres como a nosotros. En su libro más reciente "For the Love of a Dog, Understanding Emotion in You and Your Best Friend" (“Por amor al perro: comprender las emociones propias y de su mejor amigo”), Patricia McConnell comparte con sus lectores algunas magníficas fotografías de expresiones faciales y lenguaje corporal caninos. También desde la perspectiva de TTouch, sabemos que la postura y el equilibrio reflejan los estados emocionales. Reconocer estas claves visuales y responder a la necesidad del perro de sentirse seguro es el primer paso en el proceso que yo llamo “construir confianza una experiencia tras otra”.
Para abordar la reactividad hay que adoptar una técnica integrada que ayude a los perros (y a las personas) a reducir el nivel de estrés, fomentar la confianza y a adaptarse mejor a las circunstancias. El objetivo es brindarle al perro una experiencia nueva, la de sentirse seguro, relajado y en control de si mismo cuando se enfrenta a un reto o se encuentra en presencia de otros animales o personas, situaciones que anteriormente habrían suscitado una respuesta basada en el miedo.
El seminario S.A.N.E. Solutions for Extreme Dog Behavior® es un conjunto de conceptos, herramientas y ejercicios diseñados con el fin de alcanzar los objetivos arriba expuestos. Tellington TTouch es uno de los componentes clave de esta manera de abordar la situación. Sabemos que los estados de miedo, ansiedad y excitación están asociados a cambios fisiológicos dramáticos en el cuerpo debido a la liberación de poderosas hormonas y sustancias neuroquímicas. Una de las reacciones más básicas es el aumento de tensión muscular, lo cual afecta la postura y el movimiento. Con TTouch podemos contribuir a reducir este estado de excitación fisiológica y tensión muscular que es la razón fundamental de muchos comportamientos reactivos.
Comunicar de manera eficaz y no amenazadora es otro factor crítico en la reducción de la reactividad canina. Necesitamos herramientas eficaces para ayudar al perro a aprender a responder de otra manera. Amarrar la correa a dos puntos de contacto, uno en un cabezal y otro en un arnés por ejemplo nos permite quitarle la presión al cuello del perro (ver abajo) y al mismo tiempo dar señales más sutiles pero a la vez inequívocas con un mínimo movimiento de la correa.
Para poder darle al perro la oportunidad de sentirse seguro mientras aprende respuestas más apropiadas ante la presencia de otros perros (o personas), hay que involucrarlo en una actividad significativa. El movimiento elimina la sensación de estar atrapado, y con las frecuentes pausas, que le permiten experimentar un estado de equilibrio físico, también influimos en su estado de equilibrio mental y emocional. Podemos conseguir estos objetivos mediante el uso del Circuito de Aprendizaje®.
Reducir la reactividad: las claves del éxito
Eliminar la presión sobre el cuello.
Una de las primeras cosas, y de las más importantes, que podemos hacer – además con facilidad – es eliminar la presión sobre el cuello del perro. Incluso una mínima presión sobre el cuello restringe la respiración. En el momento de un encuentro que le produce miedo o ansiedad (Esto puede ser simplemente mirar otro perro o persona) cualquier sensación de estrangulamiento o de no poder respirar bien sólo sirve a aumentar la preocupación del animal. Además, si la correa está amarrada a un solo punto de contacto sobre el collar, no es precisamente la manera más eficaz de re-equilibrar un perro que está tirando de la correa o abalanzándose. Amarrar un extremo de la correa a un cabezal y el otro a un arnés o collar convencional elimina la posibilidad de ejercer una tensión constante sobre el cuello, y nos ayuda a conseguir que el perro vuelva a una postura equilibrada con las cuatro patas en el suelo. El cabezal también nos ayuda a persuadir el perro a dirigir su mirada hacia otro lado o a volver la cabeza (Ésta es una de las señales que transmite tranquilidad al otro perro), y esto se consigue con un movimiento mínimo de la correa.
Darle suficiente espacio al perro.
¡Un espacio adecuado es el factor más decisivo a la hora de evitar cualquier comportamiento reactivo y ayudar el perro a sentirse seguro! Si nos fijamos bien en las señales que nos dan, muy rápidamente podemos calcular el radio dentro del cual se siente seguro cada perro. Así, podemos empezar a introducir otro perro siguendo el proceso seguro y sistemático descrito a continuación. Muchas veces es más fácil alcanzar los objetivos si trabajamos al aire libre ya que de esta manera se dispone de un mayor espacio.
Empezar con un perro neutro.
Un perro neutro es un perro confiado, que transmite señales tranquilizadoras adecuadas y que – y esto es muy importante – ¡no reaccionará si el otro perro empieza a “gritarle”! A menudo un buen perro neutro es capaz de suscitar en el perro nervioso o miedoso una respuesta tranquila sin que la persona tenga que hacer nada.
Comprobar las emociones propias.
Es muy importante que la persona no reaccione ante las reacciones del perro. ¡A veces esto no es tan fácil cuando se trata del perro de uno! Mantener un estado emocional tranquilo, confiado y neutro cuando se trabaja con un perro reactivo puede influir enormemente en el estado emocional del perro. Eliminar tensión del propio cuerpo y ser consciente del propio equilibrio (pelvis neutro) nos hace mucho más operativos en caso de que el perro tenga una reacción brusca o nos quiera arrastrar hacia el otro perro. Una advertencia: si no se siente seguro trabajando con perros que reaccionan ante otros perros y/o personas, sobre todo a otras personas, entonces le aconsejo muy vivamente que busque la ayuda de un adiestrador o practicante de Ttouch experimentado.
El ejecicio de reducción de la reactividad.
Tal y como se afirma en TTouch, queremos crear un escenario que le permita al perro tener éxito. Esto quiere decir que haremos todo lo que esté en nuestra mano para crear una situación que le permita al perro sentirse seguro y que no provoque una reacción agresiva o miedosa. Hay que recordar que el disponer de un espacio adecuado es el factor crucial. Es importante permitir que el perro miedoso mire el otro perro. Sabemos de sobra que cuando algo nos da miedo ¡queremos saber dónde está y qué es lo que está haciendo! Pero, si la mirada es fija o el perro empieza a excitarse, entonces debemos simplemente pedir al perro que desvíe la mirada dando una leve señal al cabezal. Moverse o cambiar de dirección también pueden atraer la atención del perro de nuevo.
A menudo surge el tema del uso de premios cuando se trabaja con casos de reactividad y agresividad. Algunos métodos de adiestramiento utilizan la comida como una distracción primaria para evitar que un perro mire al otro y así evitar que se produzca una reacción. Yo estoy de acuerdo con el uso consciente de la comida y de premios en el adiestramiento, y a veces es una herramienta muy útil. Sin embargo, la comida también puede ser un estímulo demasiado fuerte que puede producir efectos contrarios a los que buscamos: nuestro objetivo es conseguir que el perro permanezca en un estado de tranquilidad y calma. Además, opino que el uso de la comida como distracción no necesariamente enseña al perro a sentirse confiado sino que simplemente evita la reacción de forma momentánea. Si el perro no se excita demasiado con la comida, entonces se puede utilizar de vez en cuando durante el ejercicio.
La dificultad de este ejercicio aumenta paso a paso de manera que la decisión de si es conveniente o no seguir al siguiente paso depende de la reacción del perro y de nuestra observación cuidadosa de su lenguaje corporal. También es importante que las sesiones sean cortas: lo normal es que duren de diez a veinte minutos.
Secuencia a seguir (Click on thumbnail to view larger picture).



Seguir el perro neutro a una distancia prudencial alrededor de un circuito circular p.ej. alrededor del Circuito de Aprendizaje. Las personas darán unos pocos pasos con los perros antes de detenerse momentáneamente para que los perros tengan la experiencia de estar en equilibrio sin sentir presión en la correa. Las pausas son cortas. Luego se ponen en marcha de nuevo. (En las fotos estamos trabajando para reducir la reactividad del pastor alemán).
Empezar a usar el Circuito de Aprendizaje. La primera vez que se pasa, el perro reactivo entra en laberinto cuando el perro neutro está a punto de salir. Los perros no se encuentran cara a cara en ningún momento. Poco a poco se reduce la distancia entre los perros. Otra persona puede situarse estratégicamente entre los perros cuando se encuentran de frente en el laberinto.
Caminar en paralelo. Ahora ambos perros caminan en paralelo pasando sobre los palos. Debe mantenerse una distancia prudencial entre ellos. Se repite este paso varias veces, a ser posible reduciendo la distancia de forma paulatina. Permitir que los perros se detengan cada pocos pasos para que tengan la experiencia de sentirse en equilibrio. Debemos estar atentos a cualquier señal tranquilizadora que emitan. ¡Cuando el perro miedoso emita cualquier señal tranquilizadora y desvía su mirada del otro perro considero que el ejercicio ha sido un éxito!
Caminar hacia el perro neutro y luego pasarlo. Una vez más otra tercera persona puede ayudar, caminando entre los dos perros en caso de que sea necesario. También se pueden utilizar conos para formar una barrera parcial. A ser posible ambos perros se detendrán cara a cara durante breves instantes.
Siempre hay que abandonar este ejercicio cuando se siente esa vocecita que dice: “Esto está saliendo muy bien. A lo mejor los perros podrían saludarse.” Digo esto un poco en broma, pero la verdad es que es importante abandonar el ejercicio cuando el resultado ha sido positivo. No debemos tentar al destino. Además, no es tan importante que los perros se saluden y muy rara vez lo permito durante el ejercicio de adiestramiento. Luego se puede introducir un segundo perro y el proceso comienza de nuevo.
Aparte de usar este ejercicio para que un perro miedoso se sienta más confiado en presencia de otros perros, ¡también lo he utilizado para introducir bicicletas, monopatines, caballos e incluso gente que lleva sombreros raros etc.!
Aunque éste es un método eficaz y positivo para fomentar la confianza de los perros y ayudarles a desarrollar un repertorio de respuestas adecuadas a las situaciones que se les pueden presentar, cualquier perro que haya demostrado un comportamiento de reactividad extrema o que tiene un historial de morder siempre constituye un riesgo de manejo. Es importante que la gente comprenda esta responsabilidad y que reconozca el compromiso necesario para trabajar con un perro con semejantes problemas.
© 2006 Kathy Cascade
por Kathy Cascade P.T. Instructora de TTouch
Traducción: Mary J. Rodriguez M.A. (Hons), Cert. Ed.
Nota: Este artículo es un resumen de los conceptos y ejercicios presentados en el seminario S.A.N.E. Solutions for Extreme Dog Behavior® (Soluciones sensatas para los comportamientos caninos extremos).
Sin lugar a dudas enfrentarse a comportamientos caninos reactivos, agresivos o miedosos constituye un reto, y a menudo es tema de debates acalorados. Un perro que, tirando de su correa, se abalanza gruñiendo sobre nosotros puede ser intimidatorio e incluso peligroso. Desafortunadamente a menudo las reacciones humanas empeoran la situación. Lo mismo ocurre con ciertas técnicas de adiestramiento y manejo que sólo contribuyen a aumentar el temor y ansiedad del perro. Con la proliferacicón de leyes y normativas sobre “los perros peligrosos” y la cantidad de perros tildados de “agresivos” que terminan en los refugios caninos, es cada vez más imperioso encontrar soluciones eficaces y respetuosas a este problema.
En mi opinión los comportamientos reactivos suelen ser fruto del miedo, y se desarrollan como un mecanismo que le permite al perro afrontar situaciones que le producen estrés. (Prefiero utilizar la palabra “reactividad” ya que es un término que describe mejor la reacción específica, p.ej. ladrar o gruñir, que ocurre en un determinado contexto. Muchas veces la palabra “agresividad” conlleva una carga de “juicio” y la mayor parte de las veces no constituye una descripción fiel del comportamiento del animal). La primera prioridad de cualquier animal (o persona) es sentirse seguro. Todos conocemos la reacción instintiva de “luchar o huir” que se produce cuando uno se siente amenazado, pero ¿qué pasa cuando se elimina la opción de poder escapar a la cosa que nos da miedo? Cambia todo cuando el perro se ve amarrado con una correa corta o arrinconado en un espacio reducido sin escapatoria. No hay cosa que aumente la ansiedad más que sentirse “atrapado” cuando uno tiene miedo o está nervioso. ¡Imagínese cómo se sentiría si en la consulta del dentista lo amarrasen a la silla!
Los perros utilizan un lenguaje distinto al nuestro para comunicar su nerviosismo o preocupación, así que debemos aprender a observar su lenguaje corporal y las señales de comunicación más sutiles. Turid Rugaas ha descrito de manera elocuente lo que ella llama “señales tranquilizadoras,” que los perros emplean para comunicar sus buenas intenciones tanto a sus congéneres como a nosotros. En su libro más reciente "For the Love of a Dog, Understanding Emotion in You and Your Best Friend" (“Por amor al perro: comprender las emociones propias y de su mejor amigo”), Patricia McConnell comparte con sus lectores algunas magníficas fotografías de expresiones faciales y lenguaje corporal caninos. También desde la perspectiva de TTouch, sabemos que la postura y el equilibrio reflejan los estados emocionales. Reconocer estas claves visuales y responder a la necesidad del perro de sentirse seguro es el primer paso en el proceso que yo llamo “construir confianza una experiencia tras otra”.
Para abordar la reactividad hay que adoptar una técnica integrada que ayude a los perros (y a las personas) a reducir el nivel de estrés, fomentar la confianza y a adaptarse mejor a las circunstancias. El objetivo es brindarle al perro una experiencia nueva, la de sentirse seguro, relajado y en control de si mismo cuando se enfrenta a un reto o se encuentra en presencia de otros animales o personas, situaciones que anteriormente habrían suscitado una respuesta basada en el miedo.
El seminario S.A.N.E. Solutions for Extreme Dog Behavior® es un conjunto de conceptos, herramientas y ejercicios diseñados con el fin de alcanzar los objetivos arriba expuestos. Tellington TTouch es uno de los componentes clave de esta manera de abordar la situación. Sabemos que los estados de miedo, ansiedad y excitación están asociados a cambios fisiológicos dramáticos en el cuerpo debido a la liberación de poderosas hormonas y sustancias neuroquímicas. Una de las reacciones más básicas es el aumento de tensión muscular, lo cual afecta la postura y el movimiento. Con TTouch podemos contribuir a reducir este estado de excitación fisiológica y tensión muscular que es la razón fundamental de muchos comportamientos reactivos.
Comunicar de manera eficaz y no amenazadora es otro factor crítico en la reducción de la reactividad canina. Necesitamos herramientas eficaces para ayudar al perro a aprender a responder de otra manera. Amarrar la correa a dos puntos de contacto, uno en un cabezal y otro en un arnés por ejemplo nos permite quitarle la presión al cuello del perro (ver abajo) y al mismo tiempo dar señales más sutiles pero a la vez inequívocas con un mínimo movimiento de la correa.
Para poder darle al perro la oportunidad de sentirse seguro mientras aprende respuestas más apropiadas ante la presencia de otros perros (o personas), hay que involucrarlo en una actividad significativa. El movimiento elimina la sensación de estar atrapado, y con las frecuentes pausas, que le permiten experimentar un estado de equilibrio físico, también influimos en su estado de equilibrio mental y emocional. Podemos conseguir estos objetivos mediante el uso del Circuito de Aprendizaje®.
Reducir la reactividad: las claves del éxito
Eliminar la presión sobre el cuello.
Una de las primeras cosas, y de las más importantes, que podemos hacer – además con facilidad – es eliminar la presión sobre el cuello del perro. Incluso una mínima presión sobre el cuello restringe la respiración. En el momento de un encuentro que le produce miedo o ansiedad (Esto puede ser simplemente mirar otro perro o persona) cualquier sensación de estrangulamiento o de no poder respirar bien sólo sirve a aumentar la preocupación del animal. Además, si la correa está amarrada a un solo punto de contacto sobre el collar, no es precisamente la manera más eficaz de re-equilibrar un perro que está tirando de la correa o abalanzándose. Amarrar un extremo de la correa a un cabezal y el otro a un arnés o collar convencional elimina la posibilidad de ejercer una tensión constante sobre el cuello, y nos ayuda a conseguir que el perro vuelva a una postura equilibrada con las cuatro patas en el suelo. El cabezal también nos ayuda a persuadir el perro a dirigir su mirada hacia otro lado o a volver la cabeza (Ésta es una de las señales que transmite tranquilidad al otro perro), y esto se consigue con un movimiento mínimo de la correa.
Darle suficiente espacio al perro.
¡Un espacio adecuado es el factor más decisivo a la hora de evitar cualquier comportamiento reactivo y ayudar el perro a sentirse seguro! Si nos fijamos bien en las señales que nos dan, muy rápidamente podemos calcular el radio dentro del cual se siente seguro cada perro. Así, podemos empezar a introducir otro perro siguendo el proceso seguro y sistemático descrito a continuación. Muchas veces es más fácil alcanzar los objetivos si trabajamos al aire libre ya que de esta manera se dispone de un mayor espacio.
Empezar con un perro neutro.
Un perro neutro es un perro confiado, que transmite señales tranquilizadoras adecuadas y que – y esto es muy importante – ¡no reaccionará si el otro perro empieza a “gritarle”! A menudo un buen perro neutro es capaz de suscitar en el perro nervioso o miedoso una respuesta tranquila sin que la persona tenga que hacer nada.
Comprobar las emociones propias.
Es muy importante que la persona no reaccione ante las reacciones del perro. ¡A veces esto no es tan fácil cuando se trata del perro de uno! Mantener un estado emocional tranquilo, confiado y neutro cuando se trabaja con un perro reactivo puede influir enormemente en el estado emocional del perro. Eliminar tensión del propio cuerpo y ser consciente del propio equilibrio (pelvis neutro) nos hace mucho más operativos en caso de que el perro tenga una reacción brusca o nos quiera arrastrar hacia el otro perro. Una advertencia: si no se siente seguro trabajando con perros que reaccionan ante otros perros y/o personas, sobre todo a otras personas, entonces le aconsejo muy vivamente que busque la ayuda de un adiestrador o practicante de Ttouch experimentado.
El ejecicio de reducción de la reactividad.
Tal y como se afirma en TTouch, queremos crear un escenario que le permita al perro tener éxito. Esto quiere decir que haremos todo lo que esté en nuestra mano para crear una situación que le permita al perro sentirse seguro y que no provoque una reacción agresiva o miedosa. Hay que recordar que el disponer de un espacio adecuado es el factor crucial. Es importante permitir que el perro miedoso mire el otro perro. Sabemos de sobra que cuando algo nos da miedo ¡queremos saber dónde está y qué es lo que está haciendo! Pero, si la mirada es fija o el perro empieza a excitarse, entonces debemos simplemente pedir al perro que desvíe la mirada dando una leve señal al cabezal. Moverse o cambiar de dirección también pueden atraer la atención del perro de nuevo.
A menudo surge el tema del uso de premios cuando se trabaja con casos de reactividad y agresividad. Algunos métodos de adiestramiento utilizan la comida como una distracción primaria para evitar que un perro mire al otro y así evitar que se produzca una reacción. Yo estoy de acuerdo con el uso consciente de la comida y de premios en el adiestramiento, y a veces es una herramienta muy útil. Sin embargo, la comida también puede ser un estímulo demasiado fuerte que puede producir efectos contrarios a los que buscamos: nuestro objetivo es conseguir que el perro permanezca en un estado de tranquilidad y calma. Además, opino que el uso de la comida como distracción no necesariamente enseña al perro a sentirse confiado sino que simplemente evita la reacción de forma momentánea. Si el perro no se excita demasiado con la comida, entonces se puede utilizar de vez en cuando durante el ejercicio.
La dificultad de este ejercicio aumenta paso a paso de manera que la decisión de si es conveniente o no seguir al siguiente paso depende de la reacción del perro y de nuestra observación cuidadosa de su lenguaje corporal. También es importante que las sesiones sean cortas: lo normal es que duren de diez a veinte minutos.
Secuencia a seguir (Click on thumbnail to view larger picture).





Seguir el perro neutro a una distancia prudencial alrededor de un circuito circular p.ej. alrededor del Circuito de Aprendizaje. Las personas darán unos pocos pasos con los perros antes de detenerse momentáneamente para que los perros tengan la experiencia de estar en equilibrio sin sentir presión en la correa. Las pausas son cortas. Luego se ponen en marcha de nuevo. (En las fotos estamos trabajando para reducir la reactividad del pastor alemán).
Empezar a usar el Circuito de Aprendizaje. La primera vez que se pasa, el perro reactivo entra en laberinto cuando el perro neutro está a punto de salir. Los perros no se encuentran cara a cara en ningún momento. Poco a poco se reduce la distancia entre los perros. Otra persona puede situarse estratégicamente entre los perros cuando se encuentran de frente en el laberinto.
Caminar en paralelo. Ahora ambos perros caminan en paralelo pasando sobre los palos. Debe mantenerse una distancia prudencial entre ellos. Se repite este paso varias veces, a ser posible reduciendo la distancia de forma paulatina. Permitir que los perros se detengan cada pocos pasos para que tengan la experiencia de sentirse en equilibrio. Debemos estar atentos a cualquier señal tranquilizadora que emitan. ¡Cuando el perro miedoso emita cualquier señal tranquilizadora y desvía su mirada del otro perro considero que el ejercicio ha sido un éxito!
Caminar hacia el perro neutro y luego pasarlo. Una vez más otra tercera persona puede ayudar, caminando entre los dos perros en caso de que sea necesario. También se pueden utilizar conos para formar una barrera parcial. A ser posible ambos perros se detendrán cara a cara durante breves instantes.
Siempre hay que abandonar este ejercicio cuando se siente esa vocecita que dice: “Esto está saliendo muy bien. A lo mejor los perros podrían saludarse.” Digo esto un poco en broma, pero la verdad es que es importante abandonar el ejercicio cuando el resultado ha sido positivo. No debemos tentar al destino. Además, no es tan importante que los perros se saluden y muy rara vez lo permito durante el ejercicio de adiestramiento. Luego se puede introducir un segundo perro y el proceso comienza de nuevo.
Aparte de usar este ejercicio para que un perro miedoso se sienta más confiado en presencia de otros perros, ¡también lo he utilizado para introducir bicicletas, monopatines, caballos e incluso gente que lleva sombreros raros etc.!
Aunque éste es un método eficaz y positivo para fomentar la confianza de los perros y ayudarles a desarrollar un repertorio de respuestas adecuadas a las situaciones que se les pueden presentar, cualquier perro que haya demostrado un comportamiento de reactividad extrema o que tiene un historial de morder siempre constituye un riesgo de manejo. Es importante que la gente comprenda esta responsabilidad y que reconozca el compromiso necesario para trabajar con un perro con semejantes problemas.
© 2006 Kathy Cascade
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